Los lugares familiares no son de mi agrado, no hay nada que me encabrone más que estar degustando unos tragos y que los pinches escuincles te griten en la oreja, o pasen corriendo y te empujen la silla.
Pero en bien de la comunidad tuve que ir a explorar el lugar.
De entrada dos edecanes de la corona llamaron mi atención así que me animé a entrar. Por dentro es un salón grande, limpio, iluminado y fresco. Los baños limpios también, aunque ese día no había agua, pero en fin.
Las meseras y el mesero un poco lentos para atender, considerando que no había muchas mesas. Hay que llamarlos, no se acercan a preguntarte si necesitas algo más, por lo menos con nosotros, y eso es típico de lugares donde ya tienen clientela frecuente; atienden mejor a los conocidos que a los que llegan por primera vez.
Las cervezas de a 15, las especiales que les llaman ellos (modelo especial, negra modelo, etc) a 20.
De entrada dan una cortesía bastante raquítica, ya después las botanas son por aparte. La famosa botana que tanto anuncian cuestan 50 la orden y a 30 las medias órdenes, hay patitas envinagradas, costilla, cecina, tasajo, carne asada, etc.; nada del otro mundo, es más, se me hizo simple.
Tal vez fue un mal día, pero creo que le falta algo de ambiente, la música bastante aburrida, no se si son fanáticos de Luis Miguel, pero me tuve que chutar sus conciertos a fuerzas.
Para mi gusto es un lugar bueno a secas, la botana no es la gran cosa y falta esmero en la atención de los meseros. Tal vez están cayendo en lo que dice el dicho de "cría fama y échate a dormir", esperemos que no.
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