Se encuentra ubicado en la planta alta, y desde sus inicios se caracterizó por un estilo propio en lo que se refiere a la música y al volumen de la misma. Es un lugar muy concurrido por la buena botana que sirven y por las cervezas de las más frías que he probado, debido al efecto de los tarros de aluminio en que la sirven (no se si aún cuenten con esos tarritos).
Las botanas son por orden y tiene buena variedad (carnes y mariscos). Cuenta con una terraza con dos mesas y también llegan de pronto algunos trovadores.
Pueden con toda confianza ir en parejas, mujeres, en grupos o mixto.
Hay tres cosas que no me gustan de ese lugar: Primero: el lugar es muy pequeño y encerrado, segundo: tiene unas pinches escaleritas que no falta el briago que se va de hocico y por último: como está pegado al río Sabinal, en época de calor la peste invade el lugar.
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